De Salones y aficionados

Cuando uno se decide a asistir a un Salón del Comic como el de Madrid lo puede hacer por varias razones.
Al principio (al menos ese fue mi caso) te dedicas a dar vueltas por los stands buscando material antiguo para completar colecciones (en Huelva hace 10 años el material más antiguo que se veía era la novedad del mes); luego con el paso del tiempo te traes tus propios comics para que te los firmen y casi sin darte cuenta llega el día en que todo comienza ...
Ves una cola y te pones detrás (que nos gusta una fila a los españoles), le pides un folio a un completo desconocido y vuelves a casa con un dibujo dedicado de un autor que posiblemente desconoces pero que se ha tomado la molestia de dedicar unos minutos de su vida a convertir un trozo de papel en un recuerdo que atesorarás hasta el fin de tus días. Ahí ya la has cagao.
El año siguiente te planificas: haces un excel con los autores y horarios del Salón, te pillas un block de dibujo con papel de 135 gramos, una carpeta para guardar tus conquistas y hechas más horas allí dentro que Belén Esteban para terminarse un Vacaciones Santillana.
Pero a pesar de todos tus esfuerzos sigues viendo que hay gente que madruga más que tú, conocen a los autores (¡y los autores a ellos!), tienes originales de más de 500 €, etc...
¡Tranquilo! No te vengas abajo en este rincón hay sitio para todos.
Por ejemplo, este año he conseguido esta Phoenix del gran Vicente Cifuentes y sólo he invertido hora y media de cola.
Muchas gracias al gran Cifu; un artista coma la copa de un pino que nada tiene que envidiar a muchos americanos, que en una serie completa no demuestran tener ni la mitad del talento que Cifuentes en este Sketch. ¡Grande!