Existe una especie de tradición en Daredevil, sobre todo últimamente, que consiste en que el guionista que abandona la colección deja al personaje tan afectado que para el escritor entrante supone un reto retomar la historia desde ese punto. Así lo hizo Bendis con Brubaker (que inició su etapa en esta serie con El Diablo en la Galería D) y en 2010 le llegó el turno a Andy Diggle... y el bueno de Ed no le iba a poner las cosas nada fáciles: Kingpin ha regresado (hasta aquí nada fuera de lo normal) y ¡¡¡ Daredevil se ha convertido en el líder la La Mano !!! (Ahí lo llevas Andy)
Pero el guionista entrante no solo acepta el reto sino que lo lleva hasta las últimas consecuencias. Acompañado de un Roberto de la Torre cuyo dibujo acompaña perfectamente a nuestro Diablo Guardian en este viaje hacia la oscuridad, Diggle nos muestra un Daredevil oscuro, implacable y (casi) decidido a hacer lo que sea para evitar que nadie más sufra por su culpa. Ve su liderazgo de La Mano como una oportunidad de utilizar a sus miembros para arreglar el estropicio que causó Osborn en su Reinado Oscuro así como intentar cambiar la orden desde dentro ... y esta ingenuidad será lo que casi acabe con él.
Los siete números que contienen este tomo se dividen claramente en dos tramas: la primera que narra el arranque de Matt Murdock como líder de la Mano (con Kingpin de vuelta y el maestro Izo enredando por ahí) y otra que narra un viaje de Daredevil a Japón para reunirse con los Daimyos de la Mano.
Sin duda el inicio del tomo es lo mejor del mismo. En él nos encontramos un Daredevil que camina al borde del precipicio sin dejar muy claro si va a cruzar la linea que separa al héroe del asesino; si va a dominar a la La Mano o será ella la que lo transforme.
La parte final del tomo, con Matt de regreso en Japón después de muchos años, baja considerablemente el nivel de calidad, y si bien la aparición de La Raíz de la Serpiente y su infiltrado da algo de gracia a la historia, parece como si Diggle, tras su comienzo lleno de fuerza, se tomase un respiro a la espera de Tierra de Sombras.
En resumen, notable inicio de la etapa post Brubaker, aunque alejada en términos de calidad de la misma (si bien el dibujo de nuestro paisano De la Torre es por momento formidable).
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