domingo, 7 de abril de 2013

Releyendo Daredevil: El diablo en la Galería D

Daredevil es uno de mis personajes de comics favoritos, seguramente porque uno de los primeros comics con los que descubrí que esto de las viñetas era algo más que meros hombres disfrazados dándose mamporros fue el Born Again de Miller y tambien porque cuando no tenía ni un duro y tenía que guardar lo que me quedaba del bocadillo del mediodía para la cena, mi novia (actual mujer) me regaló el número 1 del Daredevil de Kevin Smith gracias al cual volví a reengancharme a las grapas.
Las cosas (afortunadamente) han cambiado y debido al completismo (el mayor enemigo de cualquier aficionado al comics) puedo decir orgulloso que tengo caso todo lo publicado de Daredevil en España; el problema ahora es otro ... que no tengo tiempo para leerlo (o en este caso releerlo)
Hace uno días saque de su caja los primeros números de Brubaker del personaje y me dispuse a redescubrirlos. Así como Daredevil es una de mis debilidades, Ed Brubaker es (junto a Peter Milligan (Skreemer) mi guionista favorito, así que si juntas a ambos era imposible que saliese algo menos que genial.


Bueno ... a lo que vamos. Bendis y Maleev habían hecho un trabajo excelente conviertiendo su Daredevil es una de las colecciones con más éxito de crítica y público de principios de siglo. Ya sólo por eso la tarea que tenía Brubaker por delante era muy complicada, pero si a esto le añades como habían dejado a Matt Murdock se antojaba casi imposible: en la carcel, con su matrimonio destrozado y con su identidad secreta más pública que nunca.
Cualquier otro hubiera fracasado en el intento pero Brubaker no sólo iguala a Bendis en este arco argumental de 6 números (#82-87 edición USA) sino que en muchos aspectos le supera. No vamos a descubrir ahora a Brubaker (Criminal, Gotham Central), pero un tío que se encuentra este panorama y tiene los cojones de hacerle lo que le hace a Foggy Nelson se merece todo mis respetos.

En el Diablo en la Galeria D, nos encontramos a un Matt Murdock cansado de recibir golpes, de pagar un alto precio por todos sus errores (incluso por sus aciertos) y decide dejar de hacerlo. Es otra vuelta de tuerca más al pesonaje y se nos presenta a un abogado de la Cocina del Infierno que hace suya la frase de Rorschach: "Yo no estoy encerrado con vosotros ... vosotros estáis encerrados conmigo".
Si en esa prisión introducimos a Kingpin, Bullseye y al Castigador... bueno vosotros mismos.
Pero no sólo por la trama de la prisión merecen (y mucho) la pena estos números. Mientras Matt está encarcelado otro Daredevil vaga por los tejados lo que desconcierta a Becky Blake y a Dakota North que buscan desesperadamente la forma de sacar a Matt de la cárcel (a destacar el diálogo entre Matt y su esposa Mila separados por un cristal)
Resumiendo: El diablo en la Galería D es una lectura más que recomendada ... seáis o no fans de Daredevil.

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